miércoles, 28 de enero de 2009

Nan Goldin "Ballad of sexual dependency"

"La balada de la dependencia sexual" es una de las series fotográficas de Nan Goldin, fotógrafa americana. En esta obra podemos ver una crónica lúgubre y desgarrada de la noche de los años setenta y ochenta que despierta una gran polémica. Por el objetivo de su cámara desfilan drogadictos, homosexuales, alcohólicos, drag queens... a los que se acerca con familiaridad y calidez, rechazando la frialdad de la fotografía documental.

Aunque sus inicios fueron tan transgresores como podemos ver en las fotos, actualmente se ha "endulzado" y trata temas más amables.

Como anécdota, la última foto es un autroretrato de Nan, un mes después de la paliza que le pegó un novio.





Algo de Doisneau





martes, 27 de enero de 2009

lunes, 5 de enero de 2009


"Cayo Lara valora que el mensaje del Rey “se sitúa fuera del mundo y los problemas reales que viven la inmensa mayoría de ciudadanos del Estado”.

El coordinador general de IU considera que “es inadmisible para los trabajadores que ahora les digan que ‘tiren juntos del carro’ cuando ya lo hacían en los tiempos de bonanza económica, mientras iban subidos en ese carro los especuladores, los empresario"

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Y para quien no lo sepa, este es el nuevo coordinador de Izquierda Unida, de la “rama comunista” de IU. Aunque de momento no cuente con mi beneplácito, habrá que darle el beneficio de la duda. Y todo esto venía para justificar el poner este video en el blog, que como mínimo hay que reconocer que es gracioso.




Entonces se hizo la oscuridad. Probó durante unos pocos meses lo que él pensó que sería para toda la vida, pero en el fondo todos sabemos que nada es para siempre, y aquello que había empezado de manera tan inesperada e inusual, acabó marchitándose. En realidad hacia meses que sabía que aquella rosa efímera se había llenado de gusanos y olía a mierda, pero en vez de actuar con insecticidas, prefiero maquillarla con perfume, mirar para otro lado y hacer como si nada estuviera pasando. Y sí…una vez hecha la oscuridad estuvo unos cuantos meses más en busca de un puto interruptor que encender; pero en aquella jodida habitación que él mismo había construido se le había olvidado poner luz eléctrica. Por eso decidió mudarse a otro sitio, lejos de allí, en donde si la hubiera y pudiera poner tantos interruptores para tantas bombillas, como le diera la gana. Pero cada nueva bombilla que adquiría resultaba ser defectuosa. Una alumbraba de vez en cuando, otra alumbro sólo durante una semana, pero al final, tras dos años de oscuridad, seguía sumido en lo mismo….


Ahora es cuando viene esa moraleja esperanzadora que toda historia debe tener. Pero esta historia no tiene. Putas moralejas.

sábado, 3 de enero de 2009

Buscando en el baul de los recuerdos

Debe ser algo intrínseco en las madres el hecho de mangonearte toda la habitación. Desde que tengo consciencia, todos los veranos, mientras yo estaba de campamento, mi madre revolvía toda la habitación. En consecuencia al volver de ellos (a los que iba obligado por cierto) no encontraba nada. "¡Mamá! ¡¿Dónde está la Gameboy?! y todo así....Pasan los años y nada cambia (gracias al monstruo del espagueti volador) y ya con mis casi 20, cada vez que vuelvo de Madrid me encuentro mi habitación ordenada de manera distinta a la que yo la dejé.


Todo esto viene a raíz del pasado puente de noviembre, cuando regresé de Madrid y encontré todas las estanterías de mi "antigua habitación" vacías, y todos los recuerdos de mi infancia resumidos en una caja. Hasta hoy no me había puesto a fisgonear entre ellos. Hace un año dos amigas (grandes amigas) me regalaron una cajita de música, la cual estaba buscando, dado que no aparecía por ningún lado, abrí el "baul de los recuerdos" (donde sin ninguna duda mi madre habría guardado la cajita, ¡SEGURO!). Y efectivamente ahí estaba. Pero tras oír esa melodía ("Row, row, row your boat gently down the stream....") empecé a desenmarañar más recuerdos. Y vaya si encontré...desde aquella reluciente Gameboy con las que tantas horas jugué (ahora polvorienta) hasta cartas que me enviaba mi madre a los campamentos. He pasado un rato dando brincos por mi niñez, y es que por algo no me gusta tirar esas cosas....te hacen recordar quien eras y en esencia quien sigo siendo, ahora con bastantes más centímetros de altura, algún que otro kilo, y aunque algo más maduro, en esencia eso...un niño.