martes, 2 de diciembre de 2008

El futuro de China

La fiebre del capitalismo invade China

China, país comunista por excelencia y uno de los pocos que quedan, acabará inevitablemente cayendo en las garras del capitalismo (si es que aun no lo ha hecho). De hecho opino que la única razón por la que consideramos a China un país comunista hoy en día es porque el partido que gobierna es el comunista, aunque de comunista cada vez tenga menos.

Esta claro que dentro del contexto internacional de la globalización en donde la economía de libre de mercado (el capitalismo) es la predominante, cualquier otra que exista esta condenada a desaparecer (como suele pasar normalmente con las minorías). Siempre quedarán rastros del comunismo pero con los años acabará siendo una ideología para el estudio, después de haberse demostrado durante el S.XX que el comunismo es muy bonito en la teoría, pero en la práctica no es demasiado efectivo (al menos el comunismo y sus variantes que se han teorizado hasta hoy en día).

Respecto a que China se convierta en una superpotencia en el futuro, no es una intuición o predicción, ya es casi un hecho. ¿Acaso podemos esperar otra cosa de un país que posee 1/6 de la población mundial? No obstante debemos evitar caer en la demagogia de utilizar este único argumento como elemento fundamental de las características que hacen falta para convertirse en una superpotencia. Ser una superpotencia implica una serie de costos políticos, sociales y económicos.

A nivel social China es un país de contrastes, donde podemos pasar de la más absoluta pobreza a la opulencia de las clases altas. A nivel político debemos recordar que la estabilidad del régimen chino está siendo amenazada por algunos movimientos separatistas como el tibetano y en algunas provincias de mayoría musulmana.

Por tanto ser una superpotencia no se trata solo de tener los recursos necesarios para ello, sino la voluntad de utilizarlos orientados a diversas áreas diplomáticas que garanticen la paz y seguridad no solo en el país (ya sabemos que hay que dar ejemplo), sino a nivel internacional.

China parece a simple vista un país económicamente fuerte, con un régimen político solido y equiparable en muchos aspectos a potencias como EE.UU. pero al profundizar un poco más en la realidad del país nos damos cuenta que esa solidez desaparece, por lo que a China aun le queda camino para convertirse en una superpotencia.

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